miércoles, 24 de noviembre de 2010

Amén

Proterva soledad inicua,
Envenenas mis entrañas,
Me gozas, me castigas,
Con tus caricias me arrodillas.

Entre tus brazos he perdido
Hasta mis más íntimos sentidos,
Aún así, aquí me tienes, abatida,
Devota al lastimero vestigio;
Fosco, lúgubre, que me acoge
En el mutis debilitado del llanto,

La piel vibrante voraz vocifera,
En hircismo incauto el nombre amor…
Mis manos envejecidas de sollozo
No han desistido al temblor
Y ávidas tan exaltadas
Celan mis ojos hastiados de hipar…

¿Pero como silenciar mi descomunal
E inmortal dolor?
¿Sería tan fácil extinguir
En efluvio de ira el tictac del corazón?

No, no es tan fácil aceptar el desamor,
La vida ha perdido su color
Ahora ya mas nada tiene sabor,
Ni las flores me despiden su olor…

El cielo ennegrecido,
Solo las ruinas de una tormenta,
Me deja ver…

Maldita efigie de gallardía triunfal,
Me rondas la mente sin parar
Maldito tú, siniestro llanto,
Que no me permites al dolor aliviar…

Maldita remembranza, a él le amo,
Le amo como nadie pudo amar…
Le adoro en la añoranza, le imploro,
Le llamo, le grito… Aún te amo,

Y solo en el silencio retumba,
Entre estos muros mi plegaria trastornada
Ya no sale de mí, y posee mi alma
Desmembrada, desterrada aferrada a ti...

Mórbido sigilo, que me funde vertiginosa
¡Maldigo el voraz recuerdo de su cuerpo mundano!
Que me moja vehemente entre ruinas de su pantano

Aun puedo sentir su boca rozando mis labios
Y sus manos cautivándome el cuerpo
La dulzura con la que traspasaba
Mis plenarias y recorría mis senderos
¿Pero como pensarlo, tan truhán lisonjero?
Solo fui su juguetero…

Grotesco arlequín,
Juguete del manipulador de sentimientos
Ya no puedo mas con la agonía del alma afligida
No respiro mientras pienso en el fin
De mi razón abolida.
Mi cárcel esta desfallecida
Vasta de melancolía y fe perdida…

Así pues me despido y marcho,
De esta retorcida putrefacta vida
En esta noche servil y oscura,
Elevo mi grito a la voz del viento…
Deseando llegue a los pies del cielo,
Para terminar este sórdido tormento…

Me he hincado ante ti señor,
Rendida estoy, misericordia te ruego…
¡Ten piedad de mí…!

El mutismo invade tardío mi entorno…
Todo se ha vuelto confuso,
El espacio se mueve bajo mi pleno,
Mi cuerpo debilitado se ha precipitado,
Desmesurado, acongojado al suelo,
Puedo sentir el corazón agitado,
Y entre susurros por fin alteo…

¡Dios padre redentor,
Ten piedad de mi, en tus manos quedo!
Y tras el rodar de una lagrima...
El ocaso del dolor ha llegado….

¡Gloria a ti Dios padre,
Dios hijo y Dios Espíritu santo...!
¡Gloria a ti padre santísimo y celestial!...
 
E. B. R. (*S.G.*)
DOMINUS DESIDERATUM ENTEUS VITALUS
SEMPER AMORE