sábado, 3 de septiembre de 2011

¡Gloria para ti, la paz sea conmigo!


Hoy solo me disipo entre los brazos de una quimera
De infinita agonía que me destruye el alma entera…

Hace unos días te volví a sentir tan cerca,
Atado a mi cuerpo como una sutil e intrépida marea
Halaste aire para susurrarme al oído tu dolor incauto
Pero enmudecí altanera tu frágil voz con mi canto

Lloraste en sigilo ahogado, pues no sentí tu llanto
Y así sepulte en un rincón oscuro el sutil embeleso
Gritaste en un mutis intenso, que no tuvo regreso
Cuando denegué el calido sabor de tu afable beso

Tus inmaculadas alas, tantas madrugadas me cubrieron
Mientras yo en el padecimiento me amparaba
Tanto poder, tanta perfección, tanta fantasía
No me cabe en la razón esta mi eterniza apatía

¿Porque te comento infamia? Si vives dentro del alma mía.

Me acune en tu regazo, como un crío abandonado
Tus brazos tibios me acogieron sin rechazo
Me abrace a tus caderas para no caer al suelo
Llore en tus brazos el sinsabor del desconsuelo

Y sin embargo me alejo si me invade tu sentimiento
Te refundo en el mundano sarcasmo de mi obsesión
Pero te llevo dentro y al mismo tiempo fuera de mí
Aterrándome de la profana idea de que eres ilusión

En tu entorno forje un extenso muro y dimití mi alma
Creyendo que seria mi yugo en el mundo, quien llama
Pero entre bullicios ahora es mi verdugo, solo el arma
Que me ha vencido con brazo duro, matando la calma

Mi hálito de a poco se marchita si no te tengo
Mas se que siempre ahí estarás en este silencio
Perteneciendo por siempre a mis más íntimos deseos
Y solo cuando repiquen de nuevo nuestras almas
Ahí, en esa oscura tumba lúgubre de mi entelequia
Esperándome ansioso de volver a mi, se que estarás…
¡Ángel de mi guarda, mi dulce compañía! 

E. B. R. (*S.G.*)
DOMINUS DESIDERATUM ENTEUS VITALUS
SEMPER AMORE