Jamás dudes de éste amor vehemente,
Que el orbe se me va en adorarte; en tenerte,
Y en desvío, eres quien al pecho no yerme,
Sátiro siervo, solsticio de tu invierno guío.
Miro, mientras camino. Tú, lejano en veces inerte
En demás murmuras enerve, casi sin verme,
Y en fiera congoja, no temo la muerte.
Pero no me niegues tus místicas lisonjas,
Ansío beses con tus manos la piel que rozas,
No te apartes de esta lúcida travesía,
Que la desesperación recluta mi alegría…
No me des un no en el amargo vaivén,
Que el alma mía, hundirse en ti codicia…
Y vago en tu cuerpo con dulce malicia,
Siendo tú ser, fruto prohibido de mi edén
De lívido dulce, pleno de ser ardiente.
Brinco a tu mirada cual barullo delirante,
Un ahíto demente me grita sutil… ¡Detente!
Y caigo en embeleso cual crío a tu ávido beso…
Tus labios buscan los míos, tan deleitantes…
Topas con habido frenesí mis sentidos dementes,
Cada parte, cada cual, cada uno, eres tú, soy yo.
Por doquier tu sollozo es mi rezo,
Y tu nombre al lecho, mi padre nuestro…
Grita, susurra, aúlla, somos dos en una,
Una sola sombra, una sola forma.
Cariño, pasión o delirio, eres mío, ¡Solo mío!
Te busco y en mi lecho asido, me desvivo,
Vociferando tu efigie, sortilegio al viento,
Luna llena que sonríe ingenua a mi intelecto,
Burlona profusa de mi íntegro dialecto…
Donde solo estas tú, lejano, en sublime anhelo.
En tanto, regresas a mi, noche con noche,
Cubiertos, empapados en deseos,
Cada caricia, cada roce de tibio pecho,
Que hacemos de la vida uso, del amor derroche
Que hacemos de la vida uso, del amor derroche
Amagado profundo libido, nuestro lecho,
Amor, dulzura en cohecho de dolor desecho.
Y somos dos, somos uno,
En la sombra de lo cual parece inoportuno
Llenando espacios, Llenando ciclos
Bañados de ímpetu, mojados de caricias impías
Siempre de ser inquieto, fugaz de encuentro,
Donde no hay mas… No hay menos...
Y para siempre tu, para siempre yo,
En par... silentes nuestros recuerdos…
E. B. R. (*S.G.*)
DOMINUS DESIDERATUM ENTEUS VITALUS
SEMPER AMORE
