La noche lame mis recónditos instintos,
Seduciéndome con el fulgor de la luna llena,
Me apabulle en yermo mi edén de lúgubres recintos
Y en pávido deleite a las sendas me conlleva.
Pretendo lobreguez del fatídico árbol,
Para adormecer las ansias del nuevo albor,
Acaecer de avidez por catar tu esencia escarlata
Magia sublime que me asedia y por ti me arrebata.
Concibo grácil tictagueo en mí, por hoy somos uno,
El privilegio tuyo si en mi tempestad te inoportuno,
Resultas de mí la presa, dulce aroma que acuno,
Hálito adrenalinico que sin mí, palmaría por aluno.
Vamos jilguero agónico, danza con la muerte,
Hagamos del silencio y la noche, un derroche,
Pues vibras agudamente a cada sorbo, en mente,
Y en suculento vaivén a mi partida, te haré presente.
Vacío.
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21/Febrero/2014