viernes, 2 de septiembre de 2011

Vino



Elixir, obra bendita de tu ser,
Mi amarga tentación, de razón incauto,
Tan cándido como sólo tú, retumbante, febril.

Quiero esclarecer ante tu pupila mi voz perenne,
Donde todo en mi entorno vive, y efímero fenece,
Decido a gota demente seguir, amar,
Soñar, por tan solo verte.
Avanzo de ti entre tinieblas funestas,
Sin otro fin más allá, que sólo saberte.

Sentirte, es como sueño prudente.
Y caída en las alas de tu desdén,
Tus labios empapan mis lágrimas muertas.
Aún yacen yertas, entre escombros de recuerdos,
Pupilo bendito, de avenimientos mefíticos.

Ya no puedo más, tus caricias me ahogan,
Una, Otra, y otra más ¿A dónde voy a parar?
¿Cuántas más probaran ese tu vino sutil, atroz?
Donde viví, donde embriague mis noches de ti.

Tan cerca, y lejos, postergada en cruel relego,
Ahí, blasfema imagen de veredas costeras,
Que andrajosa la mente polvorea  de bruma llena,
Marchas calmoso;  arribas cual vaivén taciturno.

Llegas de nuevo, encallas en este puerto mental
Me vez, me revives de rincón sombrío, intrincado.
Vacío en quimera, penetras lúgubre senda,
Donde me vuelvo a soslayar de mis preguntas.

Vuelves cual rayo lívido de pávido enfermo,
Rodeas mis culatas, ruin lisonjero.
¡Marchítame sempiterno! voraz por dentro,
Que no quede nada, ni un puño de mí.

Devora nuevamente mis entrañas,
Consúmeme en tu celoso vino,
Hoy ya no alcanza el cuerpo para más.
Elixir de razón, vino dulce, vino amargo,
Sabor para una, agrado de ninguna,
Adiós a ti, a todo, a nada,
Vino blanco, vino tinto.
Pávido insomnio inerme
Vino. De mi llanto.

E. B. R. (*S.G.*)
DOMINUS DESIDERATUM ENTEUS VITALUS
SEMPER AMORE