Acúname a tu tiempo,
Que te anhelo, y a tú ser bisbiseo,
Sentir de tu piel, tu cuerpo.
Cúrame la herida que llevo dentro,
Que el cielo olvidó tu encuentro,
Y mil manos envejecidas poseo,
Sáname el gélido aliento, sin temor…
Que mi entelequia arde en dolor,
Y mi pecho retumba a tu encuentro de pasión,
Éste lecho delirante, ha caído a tus pises yerto,
Cúrame el sigilo, llena mi puerto,
Que de tu cuerpo soy cáliz, soy flor sin aliento,
Ahógame la pena con basta ilusión.
Y luego al ocaso del sentimiento,
Aléjate de mí, pues no quiero tormento,
Pues en esta senda no existe lazo,
Ni siquiera confín en pecho, ni a paso,
Ni a voz me ata un sentimiento desecho…
No te hablo con sentimiento arrecho,
Estoy decidida, y en todo mi derecho,
Pasa a mi lado silente, acúname y vete del lecho
Pues mientras te posea, serás de mí edén, techo,
Y cuando de mi te aparte, serás de la vida desecho…
Átame a tu estrecho pudor inquieto,
Con una lagrima, socarrón impedimento,
Más luego da la vuelta, no, no mires atrás,
Que descubrirás mi cuento y, en silencio sabrás…
Que solo eres mi capricho, más, jamás en tu vida…
Mi sueño eterno.
S.G.
De una, a una entrega…
Soy lo que soy, no... Lo que quieran que sea.
Soy lo que soy, no... Lo que quieran que sea.
