Mira, te hago reír, no te pretendo herir...
Mira, siempre con mueca de alegría,
Aunque mi alma deambule en agonía
Una sombra pálida, con risa y simpatía
Las heridas. Las más grandes
Se llevan en el alma, como huellas...
Como piedras que bloquean el río.
Por eso canto, por eso bailo, por eso rio.
Porque soy querella, y no simple esquela,
Libro de mil hojas con tinta roja en ellas...
Letras, memorias y sentimientos que demandes.
Soy un mar de incuria, flor sin retoño,
Lo marchito, lo que a su paso dejó el otoño,
Soy una sombra que vaga en la pradera,
Soy del árbol seco, el tronco, la madera…
Siempre soy lo que soy, bruma de dicha,
La alegría que acuna y disfraza mi desdicha,
Soy de la existencia efigie y del camino ficha,
Por las tinieblas del huero ayer, mi alma mutilada,
Soy como una rosa, que se marchita en silencio ahogada,
Aunque me mires sonriente, solo es la fachada…
A la vida le llevo en caja dorada, mi mejor fachada,
Aunque cansada y hastiada de su presencia, la mirada
No camino con alma, ni voz, ni alzada, ni marcho sosegada,
Soy risa, soy llanto, soy lo que te dejo ver, algazara relegada,
Aunque por dentro va mi alma humillada, doliente… Angustiada.
S.G.
De todo. ¡Nada!
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