Miro de lejos la barca, de la que me alejó el amor...
Una pálida y vil sombra me dejó, en su amargo adiós,
Está siempre en esta mente, inminente de dolor,
Recrea mi tormento, lo sabe incluso el Dios...
Esquivo la cordura para no morir por inicua pasión
No interrumpiré en mi condena, tu nueva ilusión...
Mis lágrimas son la senda, donde con dicha paseas,
Ingratos tus pasos, y protervas las labias que deseas,
Sabrás a la mala lo que a mi corazón causaba nauseas.
Decidiste tu camino, tal vez por eso solo te miro
Encarnada en llanto, pero en verdad; No me admiro,
Sola ya me he encontrado, ya mucho he tropezado,
Esto es lo que soy, solo la sombra de lo que has cesado,
Oblicuo sentimiento, la vida en la faz me ha pasado.
Silenció mi dicha y dilató la pena, tu impuro querer osado.
Vamos paso a paso, sin permitir repaso.
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15/Enero/2014
