Mis lágrimas ahora han cesado,
Hace tanto que en mi puerto no llueve…
Mis pies se hallan tan hartos de ir andando,
Ya hace tanto tiempo que el dolor me envuelve…
Azaleas en los luceros de mi alma
Adornan estos ojos, voces de alba,
Que gritan tu nombre y sangran,
Que imploran edén y parten sin calma;
Soy de la vida efigie, de una bala salva,
Donde voy, estos sueños aturdidos flagran.
Anhelo tocar cálido aliento al despertar,
Acariciar del viento la luz, de ésta mirada,
Halaga mi lecho tu brillo, en este cálido altar
Tan viva, tan atenta y, a tu savia siempre atada.
Infringe en mi vida, por un tormento incierto,
Adónde vas voy, a donde miras, miro, ser atento,
Sendas oscurecidas alertan este suplicio yerto,
Donde yerme la vida, y estas ruinas sin aliento…
Amigo viento, amiga vida, por tanto caminé atrás,
Alejándome de esta naturaleza que quise ocultar,
Mas entre pasos silentes me llevas hacia ti a la par,
Y regreso de la tempestad, resurjo de tinieblas, donde estas.
S.G.
Hechizos y pócimas.
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