Contaré a fin, la personalidad de
singular entidad, de quien por respeto no citaré nombre. Princesa y guerrera tenaz,
lucho siempre siendo el pilar de quien le seguía; reluciente mujer llena de fortaleza,
una proeza de vida. Admirada por toda aquella persona que fuese cubierta por sus
valores, por sus armas y fulgores. Deseada y codiciada por todo reino que
acogiera, pues siempre luchó por lo que más equitativo fuera.
Ya venía enredada en la fábula de
numerosos imperios… hoy por hoy secretos. A la fecha es recordada por muchos, pero
quizá pocos… muy pocos saben lo que en su pecho fue.
Amó profundamente la vida y a
todo aquel que cruzara en su travesía, amigos o enemigos, jamás odio, jamás
maldijo. Más en su pecho portaba profunda e infinita agonía, opacada por una efigie
voraz de alegría. Gustaba de la música y aroma del viento, soberana en lugares despoblados,
bordeados de ríos, árboles, flores con pétalos multicolores, su venerado lecho…
Aunque en el universo y a lado de
la gente tenía todo cuanto podía desear, en su pecho llevaba tantas heridas,
que al paso del tiempo no cerraban y al contrario más grande florecían, aquellos
sentimientos se repetían como ciclos tempestuosos, cada vez con mayor cizaña.
Ansiaba no ser recordada por nadie, por eso se alejaba de todo aquello que
fuere afecto.
Amaba, y amaba como nadie más ha
sabido hacerlo. Aunque todo cuanto le rodeaba le hacía sentir que no encajaba,
volaba alto, mucho más que tantos, soñadora por excelencia de mundos inalcanzables,
sentía ante la multitud que era mejor elevarse siempre sola, pues con su apego, veía lastimar a aquel que apreciaba… La soledad fue su mayor miedo, pero su cónyuge
fiel, anhelaba cumbres donde nadie le encontrara, erraba todo sentimiento;
deseaba que no quedara vestigio, ni un recuerdo de lo que fue, deseaba ser
jamás recordada, solo estar sin estar.
Lucho de corazón eternamente, fue
acompañada por grandes guerreros y en su paso se enamoró de uno en especial, quien
también algo de su vida arrancó.
Pocos la conocen, pocos saben de
ella, ahora a nadie le interesa su historia, eterna soberana de cuentos de
hadas, donde es todo, y en su recuerdo nada. Una luna de miel plateada, una
sonrisa entre la brisa, tranquilidad que en la oscuridad al mundo cobija. No
está presente siempre físicamente, pero aún quien puede tenerle incluso en
mente, será cubierto por su amor rebelde.
Si te hundes entre las sombras de
la amargura, no temas, que seguro ella te protegerá y te llevará de la mano, hasta
que vuelvas a ver la luz del día. La verás solo con el corazón y se alejará de ti
cuando así le apartes de tu vida. Entonces regresará a la soledad, que por destino... le fue conferida.
S.G.Wicca.Celta
Remebranzas
Remebranzas
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11/Febrero/2014