Llora la piel un segmento de mí,
Los recuerdos carcomen mi sed;
Más del ser no vive el nombre,
Ni de quimeras degusta el hombre.
Que absurda idiosincrasia mortal,
Que vive de lo que está por otro hecho,
Que no goza ni a puño de lo sencillo
Que abusa de lo que no tiene sentido.
¡Oh soberbia! soberana del impuro,
Que soslayas las virtudes del amor
Y en tus causes pregonas delirio limpio
Cielo impío, tan basto de vacío y vicio.
A punto de corromper el cuerpo,
A punto de ahogar el ser en llanto,
Qué locura de juventud absurda,
Qué lástima de ingenuidad burda.
Pero qué no diera por volver a mis edenes,
Estado que voy, al borde de mis quereres,
Regresarlos a los causes del buen camino,
Más aquello ya no es parte de mi destino,
Con llanto amargo me retiro, no más de mí…
De mi demencia por ayudar a quien no quiere,
De dar luz a quien desea estar en la penumbra,
Pues ya no sé si mi antiguo albor, aún alumbra,
A punto de ser, quien todos codician y nadie
Posee.
S.G.
Je suis l'ange dechú!
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02/06/14
